Uso tópico
La terapia tópica o uso externo es aquella que permite que el principio activo, inmerso en un vehículo, se aplique directamente sobre el órgano diana, la piel, con el fin de lograr alivio o curación. Normalmente se evita en gran medida la absorción sistémica del principio activo y por tanto se minimizan los efectos secundarios. Se usa fundamentalmente en dermatología, aunque también existe terapia tópica para problemas traumatológicos, oftalmológicos u otorrinolaringológicos.
Cuando se aplica un tratamiento tópico, la concentración de la droga en la piel disminuye desde el estrato córneo hacia la grasa subcutánea, justo al contrario de lo que sucede con la vía sistémica. Casi todas las substancias penetran con un flujo constante durante varias horas mediante un proceso de difusión pasiva. El estrato córneo es la principal vía de penetración de la piel, y cuando no está dañado representa la barrera principal, generándose entre epidermis y subdermis un gradiente continuo de concentración. Por esto, ni la absorción ni la eficacia del tratamiento aumentarán por realizar aplicaciones más frecuentes. Una o dos dosis diarias son, en general, suficientes.